El alumno y su éxito en el aula
es nuestro objetivo a alcanzar. Pero lógicamente dada la diversidad de
comportamientos y actitudes ante las tareas escolares y el ámbito escolar en
general, debemos marcar unas pautas que tiendan a paliar todo lo posible el
déficit de atención y la hiperactividad.
Nuestro punto de partida ha de
ser la ubicación del alumno en el aula, puesto que pretendemos minimizar todo
aquello que lo distraiga y le aparte del desarrollo de las actividades. Así, su
lugar idóneo sería la primera fila, cerca del profesor y el encerado. También
es muy importante situarle cerca de un compañero que pueda echarle una mano,
que le sirva de tutor, para reforzar las explicaciones e indicaciones del
profesor.
El desarrollo de las clases
deberá seguir una cierta rutina, para que el alumno pueda prever las distintas
situaciones a encontrar. Deberíamos indicar con instrucciones claras y
sencillas cuál va a ser el guión o estructura de la clase.
Procuraremos estructurar las
tareas en tiempos cortos, no superiores a media hora, para intentar no
cansarlos, y todo lo variadas que sea posible, empezando por las más básicas y
pasando a otras de complejidad progresiva.
Intentaremos fomentar el
aprendizaje por descubrimiento y/o deducción, obviando las clases magistrales
en las que los contenidos son largos e implican una atención continuada. Nos
parece relevante incluir todos aquellos elementos visuales que capten y llamen
su atención.
Tendremos que asegurarnos en
repetidas ocasiones que el alumno sigue bien las explicaciones del profesor o
bien la realización de las actividades correspondientes.
También se incluirán actividades
en pequeños grupos, semanal o quincenalmente, donde se buscarán compañeros que
le ayuden tanto a la integración social como al aprendizaje en sí mismo.
Las Nuevas Tecnologías deberían
formar parte cotidiana de nuestras clases, puesto que son más motivadoras y
atractivas para este tipo de alumnos.
Por lo que se refiere a los
materiales, intentaremos que su mesa tenga sólo lo necesario (libro de texto
y/o de actividades, cuaderno, estuche y agenda) y que lo mantenga en orden.
Anotaremos las tareas a realizar
en el encerado, asegurándonos de que el alumno tome nota en su agenda.
Tendremos que intentar captar su
atención en diversos momentos de la clase para asegurarnos de que nos sigue,
pidiéndole que corrija algún ejercicio, o simplemente acercándonos a supervisar
lo que hace. Valoraremos sus logros, por muy pequeños que sean, frente a él y a
la clase, evitando insistir en lo que hace mal.
Todas estas aportaciones aparecen
simplificadas en la siguiente infografía:
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